El adiós, es una de esas cosas difíciles de la vida, que duelen y hacen sentir mal, y duelen mucho más cuando es de improvisto, sin que tengas tiempo de despedirte ni decir adiós por última vez. Aún recuerdo tus maullidos a cualquier hora del día, cuando pedías comida o solamente una caricia, cuando te acostabas a mi lado y no me dejabas sentir sólo, cuando frotabas tu cuerpo contra mi para que te pusiera atención o te acariciara. Es triste saber que un día estabas y ahora no lo estás, y que no vas a volver a jamás y tal vez, lo más dificil es que no sé donde estás ni qué pasó contigo. Toda mi vida quise tenerte, llegaste y no duraste mucho tiempo. 😥
Quiero dedicarte esta entrada, Fermín por haberme acompañado durante tus primeros años de vida.
¡Siempre te extrañaré!